Ensayo General.

29/11

La Tasqueta/
Del teatro al teatro, y tiro de nuevo porque me toca. Hoy he dado seis horas de clase de actuación, ahora espero para entrar al ensayo general de El Dorado de Topich Teatre. Ahora soy un público mas, con ganas de ser regalado por el esfuerzo y el trabajo duro de otros teatreros. Fumo el café reglamentario del espectador, en una terraza del Paralelo, La Tasqueta.
El frío es mas fiel que el sol, y continúa constante, en cambio la luz nos ha abandonado, como cada día, sobre las cinco y media de la tarde. En esta esquina, hace unos años, se encontraba el Centro Cívico Espai Obert, donde en un par de ocasiones actué colgado de un trapecio. En su lugar, ahora está el Melón District, algo así como un hotel cinco estrellas para estudiantes pudientes, aunque no sean sabientes. El barrio cambia al tiempo que los vecinos envejecemos. Ojalá llegue el día en que los barrios envejezcan mientras los vecinos y vecinas cambiamos.
En la puerta del bar, un hombre viejo y su perro mas viejo aún, se toman una cerveza y fuman su cigarrito liado, acurrucados en el portal, dos niños paquistaníes pasan dando saltitos, de esos que se daban antes, de esos que se dan mientras caminas sin perder el ritmo, una pareja se despide con un beso de foto en blanco y negro con estación de trenes al fondo, una pareja de ancianos pasan con sus bastones y cojeras sincronizadas. Un hombre apostado en un portal espera a que le respondan en el interfono, pero poco a poco va cerrando los ojos, mientras abandona su cuerpo contra el vano y la puerta y se va quedando dormido. Me pregunto si soñará que la mujer de su sueño, este de ahora, le abrirá finalmente la puerta que lo separa de la felicidad. Pasan unas botas de expedición al polo norte, con una joven dentro, pasan dos operarios de telefónica hablando al mismo tiempo por sus intercomunicadores de teleoperador, pasa una pareja de hombres abrazados en una ternura sin armarios, pasa uno de los atracadores del metro, que todos conocemos en el barrio, supongo que va a hacer su trabajo. Pasa una barba de profeta en bicicleta. Pasa un reloj que me dice que es la hora de entrar al teatro
Buena función amigos de Topich Teatre, para todos y todas, incluido yo!

A la mesa!

29/11

Patxoca/

Café de después de comer, y antes de una clase.
La calle está vacía, los vecinos y vecinas estarán en sus casas, sentados a la mesa, tan recortada ella, tan de potaje, de olla de pobre, pero honrado, no como los que se comen nuestro pan y se beben nuestro vino, y nos quitan nuestras casas, no como ellos, no.
En el barrio, comemos lo que hay y tan contentos. No hacemos ascos a un cocido alimentado con las sobras de ayer, para que nos alimente hoy por el hambre de mañana.
Yo me he zampado mis lentejas, que si quieres las comes y si no las dejas, dicen, o mas bien decían, porque hoy nadie se las deja, que no está el horno para bollos. Y mi pechuga de pollo con verduritas, sin agradecerle a ningún dios, pero si a la cocinera que le supo dar sabor y una ración doble de chorizo a las lentejas.
Poco a poco van volviendo los alumnos a la escuela, algunos comen dentro, en la cantina, otros fuera, en sus casas, y otros se traen la tartera y se sientan en el atrio central, donde con dos o tres rayitos de sol combaten el frío entre bocado y bocado.
Ahora el barrio huele a cocinas, a sopa caliente, hoy se entremezclan culturas y recetas, aquí si que se juntan el hambre con las ganas de comer.
Buen provecho a todas y todos!

Frío soberano.

28/11

Patxoca/
Y después de la lluvia, el frío. Es un frío compacto, sin fisuras, no como estas izquierdas tan fragmentadas, tan fisuradas y fisurantes. Un frío de invierno, de nariz roja y ojos llorosos. Este frío no entiende de soberanías ni de izquierdas ni derechas y nos castiga a todos y todas por igual, no distingue partidos ni frentes, como no sea el frente de nieve que pronostican como inminente. Ojalá nieve y nos enfríe aún mas para poder pensar con mas claridad, que nos contraste en blanco sobre negro y podamos entender quien es quien en este tablero confuso de intereses cruzados de la política del país. Y digo país o pueblo, y no digo nación, que es un concepto ampuloso donde los haya.
Personalmente, si me lo preguntan, prefiero tener un estado, un pueblo, un país. La nación te la debo. O sea, no soy nacionalista, ni de aquí ni de allá, ni de acullá, pero si que quiero que este país sea un estado propio, un estado republicano, dentro de una unión de repúblicas unidas por los vértices de la cultura, de la solidaridad, como el frío de hoy, que de tan solidario e igualitario, nos cala a todos y todas por igual, es decir, hasta los huesos.
La terraza del Patxoca resiste estoica, militante. Los alumnos y alumnas, los profesores y profesoras y los parroquianos de género general, hemos sacado la artillería pesada del armario, esa que se guarda para los peores fríos del invierno. Quizás sea excesivo, pero hoy es tan fácil recurrir al exceso, como fácil es sobrepasar los límites y amenazar con los tanques, hacer referencias a 1934, decir que las consultas populares son vestigios del fascismo. Pero el fascismo no tiene vestigios, no, tiene vástagos. Jóvenes y saludables perros mordedores, que atacan a la yugular de cualquier intento de decir quien creemos ser, quien queremos ser, de decir donde no queremos estar.
En esto, el frío, no tiene culpa ninguna. Pero aunque nieve, que nadie piense en una navidad blanca. Estas navidades son cualquier cosa menos blancas.
El cielo es gris plomo o gris acero, según el nivel adquisitivo del barrio, pero es gris en todos, la luz rebota y tiñe de plata o estaño las calles, las personas, los árboles y a los perros.
Hoy vivimos en el reino de Oz, y todos y todas somos el hombre de hojalata, buscando un corazón que nos humanice.
Buen recogimiento y abrigo, a todas y todos!

El teorema de la lluvia

27/11

La Antigua Viña/
Si un día como hoy no puedes quedarte en casa al calor de las estufas, al abrigo de los objetos conocidos. Si estás obligado, obligada, a salir a la intemperie -hoy todas las calles se llaman así-, si tienes que cambiar la protección del hogar por las trincheras de las marquesinas, de los paraguas, entonces, ponte el impermeable, la capucha, las botas de lluvia, ponte también una caracola con orejas al mar, en el bolsillo y sal corriendo lluvia arriba, o lluvia abajo, pero corre.
Corre con todas tus fuerzas, con todos tus sueños. No pares ni cuando notes que el acné explota nuevamente en tu cara. Sigue corriendo hasta la edad de las paperas, de los sapos fumadores que explotan por dentro, de las canicas que ruedan, trágicas, hasta los desagües de la acera.
Corre, corre, corre, hasta la edad en que la lluvia era tu amiga.
Entonces, coge la caracola e invoca al mar, quítate las botas de lluvia, los calcetines, el impermeable, la capucha y salta en todos los charcos hasta enloquecer, baila y salpica a todos y a todas, provoca un diluvio de abajo a arriba, tan fuerte, tan intenso, como el de arriba a abajo, (recuerda que dos vectores de la misma fuerza e intensidad, con dirección contrapuesta, se anulan)
Entonces, cuando ambas lluvias espejadas igualen sus fuerzas e intensidades, el mundo se detendrá y la lluvia será un universo de millones y millones de gotas flotando en el aire, suspendidas.
Ahora tendrás el tiempo justo de volver corriendo y atravesar nuevamente las edades. Esta vez será mas difícil, pues el peso de los años que aumentan puede dificultar tu carrera.
Entra en tu casa, corre hasta la ventana, llegarás justo a tiempo de ver el último instante de detención, antes de que todo vuelva a fluir y la lluvia vuelva a caer con fuerza y nos golpee con la furia de este martes frío y mojado.
Buena lluvia y buena carrera, a todos y todas!

Elecciones.

25/11

La Antigua Viña/
Domingo, día de elecciones. La calle muestra su perfil mas ciudadano, mas cívico. El sol ayuda con esta luz clara de invierno.
Hoy el barrio se junta en corrillos en las terrazas, discute, opina y vota. El amante de la ciencia ficción y su novia roja, van ahora, Marina ha salido hace un momento, Cesar ya ha votado. Yo también. Ahora me fumo mi café de izquierdas, en La Antigua Viña.
Hoy, todos, votemos a quien votemos, tenemos la conciencia de que es esta una elección histórica, de que hoy marcará un antes y un después en la historia de este país.
Quizás por esto, todos nos hemos vestido para la ocasión. Hoy el barrio se ha puesto elegante y sobrio para dar voz al deseo de una vida mejor. Vecinos y vecinas nos vestimos con nuestros trajes de misas laicas. Hoy los hombres del barrio nos hemos afeitado a navaja, y las mujeres se han hermoseado sin excesos.
En las tertulias improvisadas en las terrazas, se discute sin violencia, hoy -solo hoy- todos respetamos las opiniones de los otros y las otras.
Si cada día fuese así, este país sería el mejor del mundo. Quizás habría que votar cada día, elegir a cada instante, decidir a cada momento, es decir, comprometerse en cada acto, implicarse en tiempo real, ser voz, ser opinión, porque eso nos hace mejores.
En el colegio electoral me he encontrado con algunos vecinos y vecinas. Delante de la gran mesa impúdica y pública donde recoger las papeletas, nadie se esconde. Con toda normalidad, la vecina facha de la portería de la farmacia ha escogido la papeleta del PP, mientras yo, cogía la de las CUP, al tiempo que nos saludamos como buenos vecinos. Nadie utiliza las cabinas, nadie esconde sus intenciones, nadie se escandaliza.
Como cada día de elecciones, me he negado a que los responsables de mi mesa introdujeran mi voto, a mi me gusta ser yo quien lo deposita, y con un guiño ciudadano, le he pedido a la presidenta que ratificase mi acto con el “Ha votado” a viva voz. Así lo hizo.
Buenas elecciones a todos y todas!

Duelo.

23/11

La Antigua Viña/
Días extraños. Días callados. El barrio está serio, golpeado. El ceño fruncido, el gesto apretado. Pero seguimos caminando a pesar de todo.
La llegada del invierno es inexorable. Los días se acortan, el sol se enfría, crecen las bufandas, crecen los abrigos.
Hoy las calles han encendido las luces de navidad, y cada bombilla luminosa es un insulto por tanta bomba oscura, por tanta muerte anunciada, por tanta muerte explotada.
Es en esa línea, imaginaria o real. Es en ese límite, ese borde. Es en esa triste franja, donde matan los dioses, donde matan los hombres, donde mueren los niños.
Nadie entiende el espanto, nadie entiende el horror. Pero hay bombas y hay espanto y hay horror.
Que no nos vengan con razones, que no vengan los acusicas: » …el me pegó primero, el me dijo, ella hizo, ese me quitó…» Nunca hay razones para la sinrazón.
M calle exhibe, en el negro de su pavimento, el duelo por esos otros barrios donde mueren las personas, donde mueren las casas, donde mueren las calles.
Hoy, desde esta calle, negra y dolida, maldigo a todos los dioses, a todos los cielos, a todas las patrias. Me importa un bledo si es uno solo y verdadero o es una sola y grande, o que sean muchas y pequeñas. Me importa un bledo si había burros, o si los reyes no eran magos (nunca lo son). Los maldigo a todos, los denuncio a todos. No queremos ni dioses asesinos, ni profetas iluminados por la luz de tanta metralla. No queremos patrias por las que matar o morir.
Mi barrio llora tanta barbarie, tanta miseria. Mi barrio, hoy es barrio desterrado, despatriado, desdiosado. Y quien dice barrio, dice alma.
Por todas y por todos!

Domingo.

18/11

La Antigua Viña/
Que nadie nos quite ni lo bailado ni las ganas de seguir bailando. No en este domingo, tan lleno de sol, tan lleno de descanso merecido. Hoy la gente del barrio, camina con una sonrisa de satisfacción. Esto es un domingo! y no los que anuncian en McDonalds.
En la mesa de al lado, están Laura y sus galgos, ares y nevado, y también está la novia roja del vecino amante de la ciencia ficción, que partió, no a la guerra, sino al Mercat de Sant Antoni, al mercadillo de libros usados. Seguro que vuelve con una victoria impresa en tapa blanda, edición de 1963, año de buena cosecha para el genero. Están el guardia civil y su nieta, está la viuda negra, que no se siquiera si está o estuvo casada alguna vez, pero que se gana el papel por goleada, está el parte informativo que es un vecino que explica en tiempo real todo lo que hace. «Ahora me tomo el ultimo traguito de mi birra, y le doy una caladita a mi cigarro, lo apago y me voy a casa a prepararme la comida, que si no se hace muy tarde, y la siesta entonces no me sienta bien. ahora mismo voy y le pago aTino la consumición y a hacer unos pasitos, que eso también es gimnasia, hasta mi casa…» Y así puede seguir hasta el infinito. Todos hablan animadamente, todos me saludan y yo saludo a todos.
Laura y la novia roja, son dos señoras que están mas cerca de los sesenta, que este cigarrillo de mis labios, dos señoras de buen ver y mejor charlar, que nos recuerdan a todos, que la edad nunca es tan grave y que el deseo no tiene edad. A la novia, lo de roja no le viene por su piel ni por su pelo, sino por esa alma comunista de toda una vida.
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El sol duró justo hasta el mediodía, luego el cielo se fue aplomando, con la intención y el pronóstico de desplomarse sobre nuestras cabezas, pero no nos asusta, pues no somos galos. Será una lluvia sonada la de esta tarde. Sonada en todos los tejados, en todos los paraguas, en todas las cabezas desarmadas, en todas las cabezas que la policía armada y bien armada, se entretiene en abrir, de puro aburridos, de puro fascismo ilustrado, de puro hijoputas que son, nomás.
Sol por la mañana, lluvia por la tarde, futbol por la noche, quien da más?
Ahora he subido a casa, ahora mi siesta y yo estamos frente a frente, mirándonos como los vaqueros se miraban antes del duelo a la hora señalada. ella es corta y yo intenso, buena quimica para una siesta de domingo. Cuando despierte lloverá…
Buen domingo, buena siesta, a todas y todos!

Desordenadamente, mi colección de terrazas en Barcelona.

17/11

La Antigua Viña/
La primera intimidad con Barcelona, fue en la terraza del antiguo Zurich, en Plaza Cataluña, en 1976. Allí supe que a Barcelona se la debe mirar desde una terraza.
Mi segunda terraza fue la de La Òpera, en aquellas Ramblas de Ocaña, Nazario, la Maria de las ramblas, y toda la troupe de anarcos y bohemios del saló Diana y de la Cúpula Venus, mezclados con la corte de los milagros. Y los milagros de la corte, esa que bajaba de sus coches de lujo con chófer, para las funciones de gala del Liceo. El espectáculo entonces, desde la terraza de La Òpera, consistía en ver a los ácratas que se ponían en fila para orinar a la bella y alta burguesía catalana, dirigiendo sus chorros antisistema, -eso antes de que existiera tal palabra- como un arco iris dorado e insumiso, desde el borde de la acera del paseo central, hasta el borde de la estrecha acera del teatro, donde los bellos y famosos, tan humillados como horrorizados, tan cortesanos y tan cortesanas, corrían a protegerse en el interior del teatro, mientras llegaba la policía y empezaban las corridas, las hostias… Empieza el espectáculo!
Era la Barcelona de los antros del barrio chino. De los Talleres Tejeda, un bar clandestino, dentro de un taller de autos, en la calle Aragón, que abría a las dos de madrugada. Era la Barcelona para leer «Ultimas tardes con Teresa» de Juan Marsé.

La terraza del Glaciar, en la Plaza Real, allí nos aparcabamos hasta casi la hora del cierre, que era la buena hora de subir hasta el primer piso de la portería lindante, donde se encuentra el Pipa’s Club. Humo, alcohol y jazz en vivo, para ver amanecer.
Los domingos del Centro Social de Montbau, el barrio donde nació mi hija. Terraza familiar, donde nos juntábamos los padres y las madres del barrio a hacer el vermouth, mientras los hijos y las hijas crecían al pie de la montaña con una libertad envidiable.
El Retiro, ya en el Paralelo -eso antes de instalarme en el barrio- pegado al viejo teatro Arnau, donde con el amigo y maestro Alain, garabateamos juntos, algún capítulo de la historia del circo en Barcelona. Allí nos juntábamos después de los entrenos a curar las heridas del alma y sus amores, y a enfriar las manos quemadas y ardidas del trapecio, con unas birras heladas y sus olivitas, sus patatas bravas, sus anchoas.
En el año dos mil, me trasladé al barrio, y desde el primer día le declaré mi amor a la terraza de La Antigua Viña.
El Patxoca fue una cuestión de leyes. Cuando por ley nos quitaron los humos de la cafetería de la escuela -sin terraza- hubo que emigrar y encontrar una terraza amiga y cercana. La ubicación del Patxoca, habla del destino. El suyo era convertirse en el bar del Institut del Teatre, como antes lo había sido el Mío Cid, cuando el Institut estaba el la calle de Sant Pere més baix.
En la última década, Barcelona le hizo un tajo en toda la cara al barrio del Raval y trazó su Rambla con sus terrazas, que venían a recuperar el espíritu perdido de las otras Ramblas históricas. Allí fumaba mis cafecitos, antes de los entrenos, en el primer local de Gente Colgada, en la calle Aurora, un local crecido alrededor de un único trapecio central, donde los niños y niñas del barrio se colaban por debajo de la persiana metálica a medio bajar, para vernos volar.
Buen sábado a todos y todas!

Negocios en el barrio de los milagros.

16/11

La Antigua Viña/

Hoy las calles del barrio transitan ordenadas. Hoy todos miramos de reojo a los policías y a sus porras, no sea que se les de por seguir abriendo cabezas de niños, para ver lo que tienen dentro.
La inauguración de la nueva frutería y verdulería Punjab, ha sido un éxito. Ayer todos los vecinos y vecinas tenían su bolsita con su naranja de la china, su manzana brillante para la maestra, sus alubias para el potaje solitario de la noche, sus uvas de la ira.
Cuando llegué al barrio, en ese local había una oficina de empleo. Hasta que el empleo dejó de dar empleo, hasta que el empleo dejó de ser un negocio, entonces se fueron al paro junto con sus clientes y vino una inmobiliaria que duró hasta la semana pasada. Primero vendían pisos con burbujas, pero después con la crisis, vieron el filón de de los alquileres de pisos pateras. Pero entonces, las calles del barrio se trastocaron en las aguas de un mediterráneo cabreado, y naufragaron y se hundieron a las puertas de esta Europa tan premio Nobel de la paz.
La llevaban unos argentinos simpáticos, que en los días de lluvia te regalaban paraguas (yo aún tengo el mío). Ahora me pregunto si los paquis, en los días soleados, nos regalarán ramitos de albahaca para el ojal.
El barrio está contento, mejor tener fruta que deudas de hipotecas. Mejor que te verdureen a que te desahucien, eso está claro.

Ayer pasó de visita el hijo del antiguo amo del Bahía de Porto Mar -que ahora es un restaurante chino-. Me cuenta que trabaja de taxista en el turno de noche, y yo me lo imagino feliz, con la bandera baja y el taxi a rebosar de las mulatas caribeñas, todos remando en pos de una tierra de promisión. Como nosotros que seguimos remando contra viento y marea, pero eso sí, ahora los potajes serán mas ricos.
Bienvenidos al barrio de los milagros!

Resaca.

15/11

Patxoca/ La Antigua Viña/

Amanece después de la huelga.
Resaca después de una guerra. Guerra en las calles contra la policía, guerra en los actos contra un gobierno que nos desgobierna, guerra contra los recortes, contra los desahucios, contra los despidos, contra el desánimo. Guerra de cifras en los medios, guerra de verdades contra tantas mentiras.
La calle es hoy un paisaje después de la batalla.
Hoy el sol es casi un insulto. Que hace esta alegre luz en medio de tanta tristeza, de tanto dolor, de tanto desahucio? Porqué ilumina los rincones del barrio, las baldosas, los arbolitos? y no los rincones secretos de tanta política mezquina? Los entresijos de tantos chanchullos infames? De tanto fascismo post-moderno?

Casi como una metáfora, una performance social, resulta el hecho de que hoy, en el local de la esquina, donde hasta la semana pasada había una agencia inmobiliaria, han inaugurado esta mañana una verdulería y frutería paqui, una Punjab. Ahora los vecinos, tan recortados, podremos comprar la lechuga, el repollo o lo que haga falta, allí donde hace una semana, alquilábamos pisos para vivir por encima, no de nuestras posibilidades, sino, como mucho, para vivir por encima de los inquilinos del piso de abajo, y tanto ellos como nosotros, para vivir por encima de la miseria de la puta calle, a donde nos quieren arrojar por vivir por encima de nuestras posibilidades, dicen. Por no ser suficientemente alemanes, o suizos, por no poder jugarnos los cuartos en un casino como Eurovegas.
Si, este sol, hoy, resulta ofensivo. Este sol que nos ciega, como venganza por el eclipse de ayer. Este sol que no ilumina ninguna revolución, este sol, que solo ilumina la barbarie de un policía abríendole la cabeza con la porra a un niño de trece años, que ilumina al responsable policial, cuando acusa al niño de formar parte de un piquete.
Este sol es un sol triste, es un sol frío de un noviembre mas policial que invernal.
Buena resaca a todos, todas, y en especial al niño que ayer aprendió que ser policía es una mierda.