25/11
La Antigua Viña/
Domingo, día de elecciones. La calle muestra su perfil mas ciudadano, mas cívico. El sol ayuda con esta luz clara de invierno.
Hoy el barrio se junta en corrillos en las terrazas, discute, opina y vota. El amante de la ciencia ficción y su novia roja, van ahora, Marina ha salido hace un momento, Cesar ya ha votado. Yo también. Ahora me fumo mi café de izquierdas, en La Antigua Viña.
Hoy, todos, votemos a quien votemos, tenemos la conciencia de que es esta una elección histórica, de que hoy marcará un antes y un después en la historia de este país.
Quizás por esto, todos nos hemos vestido para la ocasión. Hoy el barrio se ha puesto elegante y sobrio para dar voz al deseo de una vida mejor. Vecinos y vecinas nos vestimos con nuestros trajes de misas laicas. Hoy los hombres del barrio nos hemos afeitado a navaja, y las mujeres se han hermoseado sin excesos.
En las tertulias improvisadas en las terrazas, se discute sin violencia, hoy -solo hoy- todos respetamos las opiniones de los otros y las otras.
Si cada día fuese así, este país sería el mejor del mundo. Quizás habría que votar cada día, elegir a cada instante, decidir a cada momento, es decir, comprometerse en cada acto, implicarse en tiempo real, ser voz, ser opinión, porque eso nos hace mejores.
En el colegio electoral me he encontrado con algunos vecinos y vecinas. Delante de la gran mesa impúdica y pública donde recoger las papeletas, nadie se esconde. Con toda normalidad, la vecina facha de la portería de la farmacia ha escogido la papeleta del PP, mientras yo, cogía la de las CUP, al tiempo que nos saludamos como buenos vecinos. Nadie utiliza las cabinas, nadie esconde sus intenciones, nadie se escandaliza.
Como cada día de elecciones, me he negado a que los responsables de mi mesa introdujeran mi voto, a mi me gusta ser yo quien lo deposita, y con un guiño ciudadano, le he pedido a la presidenta que ratificase mi acto con el “Ha votado” a viva voz. Así lo hizo.
Buenas elecciones a todos y todas!