Nací a mediados del siglo pasado, en Buenos Aires, Argentina.
Sin cumplir los 25 años, aterricé en Madrid, el 11 de septiembre de 1976 -el día de la diada de Sant Boi, supe después- Al día siguiente amanecí en Barcelona. Fue un amanecer que duró dos semanas, y vuelta a Madrid hasta que en 1979 regreso a Barcelona y esta vez, planto raíces. Quizás fue la humedad relativa, pero las raíces prendieron con creces y aquí estoy, envejeciendo en la ciudad de los milagros.
De profesión, teatro y circo.
Escribir fue un defecto trabajado desde mi infancia. Primero escribía los guiones de mis juegos de guerras con soldaditos, luego di cuenta de otros juegos de guerra y amor que me deparó la juventud. Ahora ya con poca guerra que dar ni contar, cuento crónicas desde la perplejidad y el desconcierto de vivir siempre lejos, de todo lo que está cerca.
Abro las puertas de esta vecindad, de esta calle, de esta casa y les invito a entrar, a hurgar, a revolver todo lo que se quiera, todo lo que se pueda, todo lo que se deje. A comentar lo oportuno y lo inoportuno.
Al salir, no cerreis la puerta.