Menos dos grados, un sol caribeño y el cielo de un azul frío intenso. El mar peinado y sin arrugas. Así se planta este viernes empapado de carnaval.
Luego vendrán las horas y sus negocios, la meteorología perderá magia en sus mareas.
El frío será frío, y el cielo azul será resuelto en un por lo menos no llueve.
Y mañana añoraremos a Vinicius.
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Ristretto.
No hay fuego que el agua no apague.
No hay hielo que el fuego no derrita.
Luego, la humana subsistencia,
hace la magia del fuego dentro del iglú.
Hoja en blanco.
Ojalá se pudiera llamar perdido a lo nunca encontrado y en la magia de los duelos dar contorno al vacío, hacer presente la ausencia hasta desvanecerla.
Pero lo desconocido seguirá escondido, allí. Siempre delante o siempre detrás de nuestra zozobra.
Es el paso no dado, el dado no tirado o el tiro que no acierta ni da el paso.
Inútil es el recuento de intenciones, inútil el plañir, inútiles los mapas arcanos.
No hay trazo preconcebido para acceder al territorio donde ni el sí, ni el no y solo el tal vez.
Donde la piedra copie a la iguana.
Presente continuo.
Presente que borra toda huella de lo acontecido.
Que enmudece al devenir en que el sucediendo ya no devendrá.
No será sucedido.
Presente desesperanzador como lo eterno.
Presente que corrompe la vida.
Que le clava las agujas de la inmediatez de estar viviendo.
Presente perenne.
Ni el arco, ni la diana. Solo la flecha volando.
Y la flecha no tiene memoria.
El mar de los migrantes.
(Y si en vez de adormecerte, te despiertas caminando por la orilla del mar de la perplejidad?)
No surcan estas aguas las palabras,
solo la impronta las atraviesa.
Lo demás es silencio, bruma.
no hay surco ni estela,
solo planicie de agua y vergüenza.
No tiene este mar,
estrellas que iluminen las noches,
ni la arena de sus playas está rasgada por el tiempo.
Solo vigilia en la espuma de las olas
Y oscuridad en su lecho, donde nada descansa.
Mar incierto, sin eco en sus caracolas,
Mar sin alma,
Solo nácar y muerte,
sus mareas.
Piedra.
Tiene memoria la piedra.
La memoria del agua que la perfora, que la agrieta.
La surca.
La memoria del viento que la redondea.
Del musgo que la viste,
Del lagarto que la visita.
Deja la piedra callada, que la construyan.
Iglesia o castillo,
Cueva o casa.
Ella guarda memoria.
Deja la piedra inerte que la vida pase.
Ella guarda memoria.
Mas allá deviene piedra filosofal.
Piedra que es primera,
Nunca es inocente.
Piedra que es última,
Lápida que silencia.
Piedra protectora o agresora,
En medio nosotros, nuestras cosas.
Siempre cerca de la memoria de la piedra.
Octubre 2013
El último organito.
Nada se movió ya en la quietud de sus ojos.
No hubo mas destello que el amanecer.
No perdió brillo su mirada,
solo se vistió de pátina mate su reflejo.
Ya no titilaron mas que las estrellas.
Eran ojos miradores los suyos,
ojos pequeños
capaces de albergar el mundo.
De pasos cortitos y bastón, su andar,
solo era un cuerpo
persiguiendo sus visiones,
en la geografía chica del barrio.
Nudos de huesos sus manos,
nudo en la garganta su ausencia.
Ella es la vecina muerta,
es la sombra que nos falta.
Desde ahora.
Octubre de 2013
Tiempo que soy.
Extenso es el territorio.
Tierra formada por días, meses, años
Y mas.
Es la región que llamamos tiempo.
Desde esa geografía
Te miro fabricar minutos y segundos.
Donde el tránsito quieto
De pensamientos suspendidos
Deslumbra al alba silenciosa de los instantes.
El compás cierra círculos concéntricos,
Las manecillas del reloj
Marcan los compartimentos
Donde encerrada la espera
Cuenta las horas.
Tiempo prisionero de nuestras
Matemáticas.
Solo la distancia es mensurable
Porque el tiempo
Es la distancia mas larga
Entre dos lugares
(Tennessee Williams)
Tiempo que soy
Marca la distancia
Entre mi cabeza Y mis pies.
Entre mi sonrisa
Y mi perplejidad.
Septiembre de 2013
Estas manos.
Estas manos.
Estas manos que me salvan.
Estas manos atrapadoras
Que saben aferrarse a la vida en el último instante.
Estas manos que envejecen
Y por eso son mas sabias.
Estas manos que se despiertan doloridas
Pero que igual se ríen y tocan
Tanto como pueden.
Estas manos mudas, que no se callan.
Que gustan de palpar el aire, de buscar a tientas.
Que gustan de ensuciarse los dedos en la basura
En los rincones oscuros del alma.
Estas manos de piel dura y temblores incipientes.
Que cuentan con los dedos las horas.
Los instantes.
Estas manos que seguirán tanto como yo siga.
Estas manos que no me abandonan
Ni ahora ni después.
Julio 2013
En el trapecio.
Seguir volando.
Aunque los cielos sean ahora mas bajos.
Aunque redoblen los años mas que los tambores.
Aunque lluevan payasos de punta contando las horas.
Gastarse la piel, las alas no.
Agrietar el suelo, asomarse al abismo.
Y volver.
No para contarlo, para criar secretos.
Poner contra las cuerdas a este fuelle respirador,
y en esas mismas cuerdas colgarme la vida y girar.
Girar y volar.
Y ninguna vez, no será la última ni la primera.
Mi única noción del tiempo.
Tiene escena la pista.
Y tiene aire,
que lo vuela todo.
Julio 2013