Día cincuenta.
Sin haber terminado, se acabó.
Ayer fue el primer día con permiso de una hora de salida para caminar o hacer deporte. Nuevamente la playa fue una fiesta.
Desde mi ventana, los caminantes no dejaban de pasar. Edad, distanciamiento físico, mascarillas y guantes, son la nueva seña de identidad de un mundo que ya no es igual, aunque la alegría compartida de todos eclipsara toda evidencia.
Entre tanto runner, los efectivos de las tres policías -la local, la autonómica, y la tristemente célebre, guardia civil- que desde ahora nos vigilan, pasaban desapercibidos pero allí estaban y allí estarán.
Yo aun no he salido, mis bronquios prefieren esperar hasta el lunes, a ver si baja el flujo de tanto Forrest Gump. De todas maneras yo siempre preferí La soledad del corredor de fondo, aquel conmovedor film de Tony Richardson.
Aunque estamos en la fase cero de una desescalada que contempla cuatro fases, pero que en realidad son cinco, ya que incorpora la cero como la fase de inicio -Y un Óscar para el responsable de diseñar la estrategia de comunicación del gobierno!- A pesar de ello: Amigos, la cuarentena ha terminado. Y un halo de mal fario me estremece al recordar el “Españoles, Franco ha muerto” de Carlos Arias Navarro. Y es que siguió muriéndose durante cuarenta y cinco años, y hoy está mas vivo que nunca.
Pero sí, este confinamiento con teletrabajo y salidas diarias de una hora para pasear, hacer gimnasia y tomar el sol caminando, se parece más a la nueva normalidad que al confinamiento confinado.
Por esto pongo punto final a este diario de cuarentena, que aunque no llegó a los cincuenta y cinco días, como los de Pekín, del épico Nicholas Ray, ha durado lo que ha durado y no es poco.
Me ha acompañado a través de vuestra lectura durante todo este tiempo recluido y lo ha hecho más soportable. Ojalá que os haya hecho compañía en vuestros encierros.
A partir de hoy vuelvo a mis otros escritos, mis crónicas de todo y nada, mis postales desde este paralelo y este meridiano donde envejezco como una forma de crecer.
Os deseo a todos y todas, vida por delante y libertad para vivirla.