Hermanos / Postales desde Ocata

Pienso en nosotros. Con ese plural, que de entre todos los plurales sea quizá el mas genuino, porque la fraterna, es la primera pluralidad entre iguales. Iguales,  pero tan diferentes.
Pienso en nosotros, y en el camino que hemos recorrido desde aquel tiempo, hoy tan lejano que ya ni parece un tiempo vivido, apenas solo un montón de fotografías desmemoriadas, de instantes cruciales descoloridos, de destellos fugaces, de nombres entrecortados, hasta este presente, demasiado vertiginoso para estar envejeciendo, como se puede y no se sabe.

Amamantados por la desolación y el despropósito, recalamos en la casa de las maravillas y las soledades, allí vivimos hasta que cada cual pudo tejer su balsa de realidad, lo suficientemente resistente como para mantenerse a flote en la travesía, cada uno conjugando su Penélope con su Ulises, como pudo y supo… E la nave, va.
Y tanto que fue! Atravesando el Atlántico, llegamos a la vieja Europa -cada cual siguiendo su propia ruta- agitada por aquel entonces por las nuevas democracias y las repúblicas éticas en construcción. Mediaban los años setenta, y la juventud era el mascarón de proa de todas las naves. Aquí vivimos, aquí envejecimos, lo de crecer -por mi parte- te la debo.
Hoy, la nueva Europa viste mortajas desvaídas, tejidas con los restos de reinos pútridos y de repúblicas sombrías y decadentes. Entremedio, nosotros trabajamos, y sembramos, y plantamos, y construimos, y lo que haga falta! Años de duro trabajo, años posiblemente felices.
Pero las tormentas que importamos con nosotros, de tan atrás y tan adentro como el adn emocional, desataron sus vendavales, o sus desiertos, da igual, pero arrasaron. Y mientras uno naufragaba en medio de tormentas tropicales, el otro lo hacía en el gran diluvio.
Y vuelta a surfear, aunque esta vez, mas por debajo que por arriba de las olas y sus crestas. Pero sobrevivientes crónicos, seguimos tejiendo balsas… E la nave, ancora va, aunque vaya ancorada.
Con los años, además, estamos aprendiendo a gruñir.
De aquellas noches de verano e infancia, noches inmensas de familia en la casa de las maravillas, nos queda la memoria, que con los años, crea mas que recuerda.