Invierno a secas, aunque las olas te mojen, y el viento te levante las chapas. Invierno porque toca, y si te toca te hiela. Invierno en los huesos y en este cielo, que tanto nos une como nos separa. Invierno en la edad, en el horizonte.
Simplemente invierno, a este lado del mar y a esta orilla del fuego.
Buen abrigo, a todas, a todos.
Otra postal
El envejecimiento y la doblez experimentada a través de esta tra-
vesía de lo inimaginable, es una presión que va debilitando el en-
tendimiento y nos aleja de la posibilidad de actualización cons-
tante que requiere la modernidad. Esta experiencia aleja todavía
más de nuestra esperanza. el hecho de insertarnos en un medio
estable. Llega un momento en que sabemos que el desenlace
es inexorable y que lo pensado, actuado y vivido son efímeras
circunstancias que en un breve lapso pasarán a formar parte
de una eternidad tanto desconocida como incierta. A pesar de
todo eso continuamos nuestros pasos cada vez más débiles y
trastabillantes mascullando entre dientes ¿para qué todo esto?
Y las preguntas son lo único comprobable que nos asedia hasta
que la luz se apague.
Raúl Vera Ocampo
Gracias Raúl, «Y las preguntas son lo único comprobable que nos asedia hasta que la luz se apague.» Que no nos falten entonces esas preguntas… poco importan ya las respuestas, pero a veces una buena pregunta ilumina el día.
AbraZo Grande.