Mareas.

24/02

La Antigua Viña/

Frío de verdad, de ese que se toca, ese que te azula la piel y te contrae el alma. Y sol, un hermoso sol frío.
Domingo debajo de todas las capas de ropa, domingo debajo de las estufas, domingo frío después de un sábado caliente en las calles, todos arropados por todos, domingo después de un sábado con ochenta marchas indignadas recorriendo las ciudades. Domingo después de la vuelta a un sábado en ochenta mareas. La vuelta al día en ochenta mundos, escribió Cortázar.
En el silencio de la mañana aún resuenan los gritos de ayer.

Fue esta mañana al sacar el pie de debajo del edredón, que mil cuchillos se clavaron y grité: «Donde estás!?» Pero yo se que estás allí, donde tu sol calienta. Donde mi alma viaja en las horas soñadas, donde te abrazo bajo la ropa, donde la ropa sobra y el abrazo desnudo es lento y dulce. Luego despierto en este frío, en esta luz límpida y brillante, pero ausente.

La calle es páramo, la terraza es un concepto, lo único real son las navajas que te cortan la respiración y azulan el humo de mi café cuando sale de mis pulmones. Por pasar, hoy, no pasa nadie, ni los perros…
Solo estamos tu ausencia, mi café fumado y yo.
Después vendrán los aperitivos de interior, vecinos y vecinas se agolparán de pié en la barra, en el estaño. El aire será denso, insano. Se hablará de las marchas de ayer, se estará a favor o en contra, se rememorarán los goles de la liga y las hostias de la represión.
Yo voy a rememorar tu pelo negro revuelto. Yo hablaré del día en que pueda abrazarte en la piel.
El frío me empuja descortés a mis cuarteles de invierno.
Buenas marchas y buen abrigo a todos y todas!

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