Días de cuarentena. XVI

Día veinticinco. Demos un brinco.

Abro las ventanas y el aire lo remueve todo y el sol lo ilumina.

Con un día como hoy es difícil quedarse en casa, en cuanto cierras los ojos ya estás chapoteando en el mar o forzando pulmones en la montaña. Es imposible que la insolencia de esta primavera te deje indiferente en tu sillón.

Día para hacer paracaidismo y dejarte caer en las regiones menos exploradas de tus certezas y a golpe de machete abrirte paso, a ver qué queda, o agitarlo todo a ver qué cae.
Yo soy más de la segunda opción, y si no cae, mal año, al decir de los paisanos.

Mentira grande los paréntesis, esos arcos sin flechas que lanzar, que ni te esconden ni protegen, solo te enmascaran en el doblez de la inflexión. No, no es un paréntesis, nunca volveremos a la misma orilla, a la misma palabra inconclusa, ni al instante interrumpido por la tos.
Esta vida confinada sigue abierta y corre sin pausa como el cronómetro en la oscuridad, como el agua del grifo abierto del que nadie bebe ni en la que nadie se refresca. A la próxima sed serán otras aguas la que la calmen.
Así nosotros seguimos viviendo, aunque sea de paredes adentro con o sin ventana, aunque al hablar ni el eco te conteste, y aunque hacerlo en círculos sea la única manera de andar.
Pero es indispensable no acostumbrarse, porque puede pasar que el día que nos abran la puerta ya no queramos salir. Y que como los viejos leones que han vivido toda su vida en cautividad, sigamos encerrados en nuestra jaula después de ser puestos en libertad.

Y como una espina clavada en el pié, me interroga la duda de a dónde saldremos, en qué mundo desembarcaremos al bajar por las pasarelas de esta grandiosa y global arca de Noé.

Buen puerto a todos y a todas.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s