Despaciosamente los pasos que damos nos van llevando -de hora en hora- desde aquel sol a esta luna, y solo la brújula de la memoria nos guía en el último tramo de este viaje a envejecer con las estrellas.
Órbita y elipse son la consecuencia geométrica del trazado de las rutas que planeamos y dibujamos en el mapa maestro pero impulsadas por el azar y sus mareas.
Dura lo que dura el trayecto, ni corto ni largo. No siempre el tiempo es la mejor medida para medir el tiempo. Pero es de esperar que sea noche profunda, cuando nos durmamos trazando el relato y las rutas de los pasos por dar.