Trasnochado.

05/06

La Antigua Viña/

De la luz, el relámpago. Del tiempo, el instante.

Viajero quieto en mi mesa de la terraza, es todo lo que no soy yo, lo que se mueve.
El tiempo transita y las estaciones se suceden. Pasan los vecinos y las vecinas envejeciendo o creciendo según su edad o religión, y los perros según cambien la correa de tirar, por la correa de ser tirados.
Permanentemente se viajan vecinos con sus muebles a cuestas, y otros se avecinan por la cuesta, acarreando los suyos propios. Ley de barrio.
Viajan a mis espaldas, por la avenida, todo tipo de vehículos rodados y rodando viajan delante mío, por la acera, las bicicletas, esquivando vecinos como si fuéramos enanitos de jardín, que de quietos nos creció el musguito, ay, ay ay, ay, cantaba parecido, Violeta Parra.

Viajan los niños, del barrio de la infancia al barrio de la pelusilla en el labio y el tupé que te parió. Las niñas viajan de una edad a otra como se come en las damas, en diagonal y saltando de una punta a la otra y en una única jugada le aplastarán el tupé al de la pelusa.
Viajan las noticias y generalmente viajan los protagonistas de esas noticias. Viajan mis ganas de viajar hasta ti, de seguir viéndote entre viaje y viaje. Viaja la parejita que está fumando un porro en la mesa de al lado y viajo yo con ellos, que soy sensible al olfato, pero viajo quieto. Y quieto escribo los destellos, los relámpagos de tanto viaje, de tanto movimiento que marea, y los fijo, como puedo, en un instante.
Y viajo quieto y quito viejo y el tiempo me pinta impasible en la terraza.
Buen movimiento, buen viaje, a todas, todos!

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