30/03
La Antigua Viña/
Un lugar en el mundo.
Eso es mi barrio para los que lo habitamos sin marcas de nacimiento, sin mas herencia que la lejanía.
Un día cualquiera recalamos en esta orilla ajena, arrastrados por esos vientos que mueven las vidas, como los otros vientos mueven las copas de los árboles.
Fuimos movidos como las fichas de un juego. Cada quien tiró sus dados y así unos llegamos avanzando casillas, otros tuvimos que retrocederlas.
En este barrio secamos al sol las humedades del alma, junto con las ropas de náufrago.
Aquí comenzamos a escarbar la tierra, buscando donde echar las raíces, donde ver nacer y crecer a los hijos y a las hijas, donde acomodar las macetas con las plantitas, para que las toque algún sol, para que las riegue alguna lluvia.
Aquí aprendimos las reglas del juego, aquí recorrimos los contornos del tablero con cuidado, para no caernos fuera, aquí aprendimos las argucias, los embustes del fullero y lo que fuera menester para seguir en el juego, aquí se vendieron almas al mejor postor y otras languidecieron sin turno de tirada.
Nocturna y sigilosamente el barrio nos infiltró sin preguntas y el alba nos despertó a todos por igual, con el mismo hambre.
Aquí nadie dice: «Usted no sabe con quien está hablando!» Porque es una obviedad, aquí nadie sabe quien es el otro y puestos a no saber, no sabemos a ciencia cierta ni quien es uno mismo, mas allá de quienes fuimos.
El barrio nos lavó como al dinero negro y nos puso de nuevo en circulación. Solo los hogares guardan los secretos, los restos del naufragio, solo en la intimidad de sus entrañas nos sacamos las pelucas, las barbas postizas y nos reflejamos en el silencio de los espejos. En mi barrio es de día cuando todos los gatos son pardos, y es por las noches que recuperamos los colores de identidad, cantaba Facundo Cabral que tampoco era de ni de aquí ni de allá.
Las bodas del barrio casaron al cubano con la catalana, a la china con el africano, al magrebí con la colombiana, a la dominicana con el rumano, al gitano con otro gitano, y a mi con tu recuerdo.
Aquí hasta los dioses son mestizos, e ilegales somos todos, creyentes y ateos, dioses o demonios. Lo mas legal de mi barrio, es que es ilegal de nacimiento y vocación.
Barrio de subida o bajada, según se mire, barrio para rodar o trepar, según la habilidad.
Mas que calles tiene pasillos y este tajo grande que se llama Paralelo.
Tiene noches de baile y roce, y madrugadas obreras, con bocata a las seis y media.
Tiene sus putas y travestis, sus macarras, sus coristas jubiladas, sus rateros. Por tener tiene hasta metro, con dos estaciones propias: Paral·lel y Poble Sec.
Tiene la marató y las comparsas de carnaval, tiene sus fiestas calle arriba, donde beber hasta morir y renacer al alba, calle abajo, camino del curro.
Tiene este barrio el aire que necesito para seguir respirando, y tiene las vistas del mundo mas bellas que conozco: la geografía amplia de las caribeñas. Tiene la risa grande de los latinos, los olores culinarios de oriente, y los colores del mundo. Y cuando llueve, nadie se despinta.
Buen lugar para todos y todas, sin importar de donde sean!