13/03

Desde mi ventana/

Miércoles con lluvia de la buena, de la que te cala hasta los huesos. Lluvia con banda sonora de la que suena y retumba, con efectos lumínicos incluidos, lluvia audiovisual.

Así, hoy toca mojarse. Inolvidable el grito de Carmen Maura: Mójame! en La ley del deseo de Pedro Almodóvar.
Lluvia para quedarse mirando detrás de las ventanas, para dejar para mañana lo que teníamos que hacer hoy…
Lluvia que no deja de llover. Que no deja de mojar. Y si llueve me mojo, y no me enojo porque no encojo cantaba Facundo Cabral.
Los parasoles de la terraza apenas pueden contener tanta lluvia mojadora, tanto caudal mojadero, tanto cielo majadero.
Los vecinos y vecinas yerran de un lado a otro, como náufragos debajo de sus paraguas y mas que ir, se dejan llevar, se dejan llover, a donde sea que esta lluvia les llueva.
Hoy las capuchas pierden por goleada, como el Milan, hoy los paraguas son blaugranes victoriosos.
Desde la calma seca de mi ventana me quedo mirando este mar vertical que todo lo moja, este mar que inunda las calles, que inunda tanto zapato, añorado del tiempo en que navegaba en galochas.
Chubasqueros, gabardinas, pilotos, plásticos, bolsas de la basura, todo sirve, todo se recicla para protegerse de tanta agua derramada. Como la sangre de Ignacio, esa que no quería ver Federico García Lorca.
De vez en vez truena, de vez en vez el cielo se electrifica y chisporrotean los relámpagos, lluvia cierta y auténtica.
Llueve sobre mojado dicen algunos, pero en verdad moja sobre llovido, digo yo.
Lluvia que disfraza las lágrimas, que suaviza las tristezas, los sudores, de tanta sequedad acumulada, lluvia que ablanda las durezas, los callos. Lluvia que lava, que pinta con agua las paredes del alma, lluvia que da de beber a tanto corazón sediento.
Buena mojada a todas a todos!