07/03
La Antigua Viña/
Y de todos los soles posibles o imposibles, hoy nos ha tocado el mejor. Y además calienta! Que mas se puede pedir? Tantas, pero tantas cosas, que no cabrían en una postal. Pero de momento me quedo con el sol, con este calorcito amigo.
La calle camina animada, desenfadada, ligero el paso y ligera de ropas. La novia roja pasa sonriente, me saluda con la mano, yo le devuelvo un golpe de cabeza y otra sonrisa.
La vecina gitana del sexto sale canturreando y también nos regalamos un par de sonrisas.
Es que hoy se nos escapan aunque no queramos. Si hoy tuviera o tuviese que discutir o pelear con alguien, lo haría sonriendo, seguro. O debería decir solriendo.
Hoy tu mundo y el mío deben parecerse, seguro que se encuentran en la puerta de las estaciones, cuando uno entra y el otro sale, y seguro, seguro, que se saludan con dos sonrisas, bueno, tres, porque yo te mando la mía.
Cesar sale a colgar el menú de hoy, y se queda en la puerta disfrutando de tanta luz, hasta que Marina, de un grito lo devuelve al interior oscuro del bar.
Sale la vecina del cuarto con un cochecito de bebé donde lleva la bombona de butano para rellenar. Para que no digan que los hijos no son el calor de la vida. Al salir del portal se cruza con una mamá con cochecito y bebé de carne y hueso, se miran, se sonríen, y mi vecina hace un gesto con los hombros como diciendo: «que le vamos a hacer, me salió así de durito y naranja, pero en casa es un sol»
Entre tanta sonrisa y alegría pasa una vecina llorando, y por un momento el mundo se congela y el alma se contrae. Es un llanto serio, sobrio, íntimo. Una escena en que sobra el público.
La vecina gitana del sexto vuelve con sus niñas que han salido de la escuela, las risas de las niñas apaga el eco del llanto y pone fin al acto.
Buen sol y bellas sonrisas, las de todas y las de todos!