Pan del barrio.

05/03

La Antigua Viña/

Martes por donde lo mires. Con lluvia y frío revenidos.
Querencias de un invierno que no quiere dejarnos de puro apegado a nuestro pellejo tiritador.

La calle rueda con el sonido del asfalto mojado, con la precaución de las frenadas deslizadoras, esas que te estampan antes de que parpadees otra vez. Suena una sirena caminito del hospital que tristemente realza el relato.
Sin viento, los parasoles de las terrazas son el oasis de los fumadores empedernidos.
El barrio rueda, desliza, patina y a veces se cae, como esa señora oronda y robusta que se ha derrumbado en un estrépito de naranjas saltarinas, de verduras desparramadas, de ese paquete de sal roto que se moja y se deshace mientras una cuadrilla de diligentes vecinos corren al auxilio de la estampada dama. Con dificultad se levanta agradeciendo tanta mano amiga que la toma por los brazos, por la cintura, por los muslos, que le toma las naranjas bailadoras, una a una, y esta me la guardo en el bolsillo piensa un sin techo que también ayuda. Nunca habrá tenido tantas manos juntas sobre sus carnes maduras, quizá debería haberme caído mas veces en mi vida, pienso que piensa mi accidentada vecina. La sal de la tierra, además de una película de Herbert J. Biberman con Rosaura Revueltas como protagonista, es esta que ahora se hace agüita, que se vuelve mar en mi acera.
Resuelto el percance todos se saludan y siguen sus andares, pero uno lleva el bolsillo hinchado y redondo, ese tiene premio, pienso.
Los de afuera lo ven todo, pero son de palo! Se decía en los juegos de naipes a los que miran. Eso va por mi, me digo.
Tarde se asomó el encargado de la farmacia y no hay venta de urgencia.
Barrio mojado este Poble Sec, y ya se sabe que el agua mueve el molino, dice la molinera jubilada cuando pasa a mi lado. Molinera de «El Molino», el viejo teatro de revistas desaparecido, aunque las fuerzas políticas le conserven la fachada remozada que no sirve para nada. En el barrio las viejas coristas eran en su mayoría molineras, aunque su pan saciaba otras hambrunas.
Pícaro molinero ¿qué le dijiste a la molinerita, que está tan triste? Cómo llueve, cómo graniza, cómo repiquetea en la botica. Como llueve. ¿Por qué estás, molinera, tan disgustada, si el molinero apenas te dijo nada? Ofender a mujeres en un delito. No les ofendas nunca, molinerito. Canta una vieja canción popular española, que nos regaló Maria Elena Walsh en las Canciones del tiempo de Maricastaña.
Buena lluvia y buen pan, del que se come y también del que se desea tocar, a todas y a todos!

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