Domingo.

13/01

Desde mi ventana/

Domingo por la mañana, gris y frío. Ha llovido por la noche, y en las aceras quedan las huellas de esa lluvia, esas charcas casuales, esos mares muertos diminutos.
En los techos de los coches aparcados han nacido galaxias, universos de gotas, donde el barrio se refleja al infinito. Los pocos caminantes que pasan tienen en sus rostros, el anhelo del refugio, del abrazo, del café caliente que espera.
El cielo grita: «Invierno es mi nombre!» y nosotros replicamos con una vuelta mas de bufanda. Vecinos y vecinas respiran bocanadas de vaho, que se confunden con las bocanadas de humo de los fumadores y con las bocanadas calientes de los pucheros que se cuecen en la intimidad de las cocinas. Todos se preparan para juntarse al abrigo de las mesas familiares. Se avecina una tarde de anís y braseros.
Avecina, palabra solidaria, palabra amiga. Si te acercas, ya eres un poco parte de la comunidad.
Así me aveciné yo un día, hace tantas distancias. Así sigo, avecinado en este barrio, en estas calles continentes de tanta diversidad.

Domingo para escuchar la radio, para sestear. Para que me escribas una carta…
Domingo para leer, para perderse en bosques de relatos, para navegar cuentos, para tejer poemas.
Domingo de dos camisetas, de papel de diario bajo el abrigo, de lana y plumas, de estufas y fogones.
Domingo detrás de los cristales de las ventanas, donde se escriben con la punta de los dedos, las cartas efímeras que nadie leerá.
Domingo aquí y domingo allá.
Si tu con tu calor y yo con mi frío nos juntamos, entre los dos templaremos el acero necesario para ganar la guerra de las distancias.
Buen domingo, buen resguardo, a todas, todos!

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