Porque ayer fue sábado.

30/12

La antigua Viña/

Domingo por la mañana, en el suelo quedan tirados los restos del sábado noche, cuando la calle palpitaba abierta a todos los deseos, a todas las oscuridades, a todas las luces.

Si, anoche se rompieron corazones. Se frotaron pieles, se rozaron almas, se tocaron los saxos, mientras sonaban los sexos. Dos se conocieron y ya no se dejarán nunca.
Una culpa conoció a un perdón. Alguien se cortó los puentes y ya no habrá retorno. Alguien gritó: No me dejes! y no fue Jacques Brel. Alguien gritó: Porqué?! y no hubo respuesta. Alguien llegó cinco minutos tarde a la felicidad, alguien le pidió la mano a una foto vieja, alguien lloró sin saber porque. Alguien bailó toda la noche sin parar, alguien rió sin freno, alguien besó sin descanso. Alguien descubrió la verdad y rió o lloró o se quedó en silencio.
Alguien gritó tu nombre desde la ventana hasta la inmensidad de tu ausencia, y ese fui yo.

Hoy solo quedan rastros rotos de tanta pasión, de tanta noche bailada, gritada, llorada, reida, vivida.
Ahora, llega la cuadrilla de limpieza del ayuntamiento y recogen los envoltorios del amor, las cáscaras de soledad, las colillas del desenfreno y un pentagrama con la letra de Vinicius de Moraes. Porque ayer fue sábado.
Buena resaca a todas y a todos!

Fotografía de Patricia Ackerman

Tristeza urbana. Fotografía de Patricia Ackerman

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