07/12
Desde la ventana/
La calle tiene memoria, la arboleda que acompaña a los viandantes en la calle, tiene memoria. Los perros, que mean la arboleda que acompaña a los viandantes en la calle, tienen memoria.
La piedra tiene memoria de la lluvia. La montaña de las cabras (que tiran p’al monte).
Es memoria que habita y da hábito. Memoria que es huella.
Memoria que grita en el sillón que fue del abuelo, cuando otras nalgas, otra espalda, rompe el surco labrado con una vida.
Memoria rota, de la fiera en cautividad, que si recupera su libertad, no puede salir del espacio recordado del encierro.
Memoria contra viento y marea del salmón, de la tortuga, del elefante, del roble, del ombú y la de mis sábanas que te conocieron y aún te recuerdan.
Memoria sólida la del cemento y las bombas, la de la piedra y los paredones.
A nosotros en cambio nos gana el olvido.
Mala memoria las personas. Malas personas las que borran la memoria de las personas.
Nosotros olvidamos la historia, olvidamos las promesas. Olvidamos los nombres, los besos.
Olvidamos hasta los recuerdos.
Nosotros aprendemos a olvidar. A nosotros nos enseñan a olvidar.
Valoramos la capacidad de olvidar, la legislamos, la imponemos. Castigamos a quien insiste en recordar.
Nosotros inventamos la memoria. Somos capaces de recordar lo que nunca sucedió. Nosotros la autenticamos, la escribimos. La inscribimos. La implantamos.
Tuviéramos nosotros la memoria de la lluvia, que tiene la piedra, en vez de ser la lluvia intentando recordar la piedra.
Fuésemos mas tortuga que mosquito.
Tuviese yo la memoria de mis sábanas y saldría a toda carrera a buscarte, en medio de cualquier universo.
Que bien durmamos los que vamos a dormir, buenas noches a todos y todas!