26/10
La Antigua Viña/
Final del día. Nueve y media de la noche, antes de subir a casa, un cafecito fumado en La Antigua Viña.
El primer frío ya está aquí. Ahora no llueve, pero el barrio está mojado, los vecinos y vecinas están mojados y mojadas, los perros también están mojados, el futuro está mojado. Y encogido.
Ahora la calle camina en dos direcciones, los que vuelven a casa y los que salen de fiesta. Por algo es noche de viernes. Las mujeres indúes que salen, llevan bordados de oro en sus vestidos, en sus pañuelos y en sus sonrisas, las que vuelven llevan hijos de todas las edades, las latinas llevan la fiesta en el cuerpo, salgan, vuelvan o se queden donde están. A ellos, los hombres, sean de donde sean, se les descubre la dirección en los zapatos, y en la crencha engrasada, diría Carlos de la Púa, si salen, brillan por las puntas, si vuelven, los zapatos están sucios y el pelo seco y opaco.
La cajera del supermercado ha pasado hace ya un rato, con todo el cansancio, con todo el sudor, con toda la frustración de haber tenido tanto dinero en sus manos y tan poco en su cartera. Ahora vuelve a pasar con 500 gramos de maquillaje en su rostro ajado, la falda una década mas corta y la furia en la mirada de quien jura: Esta es la noche! Esta es mi noche!
Momo, el adolescente del ático, el hijo de Laura, la enfermera del galgo, acaba de entrar al edificio a toda pastilla, imagino que ha cambiarse, el amanecer lo encontrará seguramente de botellón en la plaza de Las Navas, jurando que la próxima semana será la buena.
También es la hora de los perros, aprovechando la pausa de la lluvia, el barrio los ha sacado a hacer su paseo. En una mano la correa que los une a sus bichos como un cordón umbilical y en la otra, la bolsita de plástico, para recoger esas cacas, que tan mansamente se aguantaron los chuchos, durante toda la lluvia.
Esta noche es sin duda la mejor de la semana. Y si esta noche no somos felices, no pasa nada, siempre nos queda la de mañana, la del sábado noche.
Buena fiesta a todas y todos!