Descerrajar la madrugada a golpes de sol y luna.
Viajar a las estrellas, en cada charco nocturno.
Escalar las nubes, nadar los desiertos.
Eso es fácil si me miras.
Despeñarme entre las grietas de mi piel vieja,
Ahogarme en los murmullos,
perder mi alma con cuatro ases,
ante tu reina desnuda.
Eso es fácil si me cierras tus ojos.
Lo verdaderamente difícil,
es escapar al influjo -sea luz o sombra- de tu mirada.
Es esquivar la vida abierta de tu abrazo.