Cuando era niño el mundo giraba del lado fácil.
Había tormentas de verano en las que el mundo naufragaba como el Titanic. Había arco iris que perseguían la estela de esos naufragios, como la cola del cometa Halley persigue el viaje soñado del cometa. Había una perrita, Laika, surcando el espacio y había también, carros de hielo surcando la ciudad, Había una hora, en la siesta, en que los niños dominábamos el mundo, y el mundo era mejor en esa hora, de lo que jamás será. Había tranvías amigos, que te llevaban a tu destino sin temor de la oscuridad. Había tardes reunidas en la mesa, donde las familias contaban sus secretos. Había tías viejas, como las tías de Cortazar, que preparaban licor de huevo que luego se escondían en los armarios, para los días fríos de invierno. Había noches de lluvia para los cuentos de terror, y había sueños que volvían cada noche a morderme los pies.
Cuando era niño, los pantalones eran cortos y los bolsillos largos, en ellos cabía el universo entero
Un relato nostálgico que culmina con una inmejorable metáfora.
Gracias Iraultza!