Hoy atrapé la luna!
Lo dijo el niño mientras la miraba al trasluz de una botella vacía, pero al pasármela para que yo la viese, la luna quedó fuera del eclipse de cristal. El niño resopló y me regañó: Ya la has dejado escapar, ahora tú la pillas! Y se fue corriendo en un caballo tan real como se puede imaginar un caballo.
Hoy, tantos años después saqué esta foto, y me dieron ganas de gritar:
Oye, niño, hoy atrapé la luna!
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