Dias marinos.

Días que se suceden en continuidad. Cada cual con sus corrientes, sus mareas, sus ritmos inversos, sus crestas y sus valles, sus elipses, sus resacas, al decir de las olas y de los días.

Días que rompen en la escollera desvencijada del alma y te la sacuden sin compasión.
Días que los surfeas o te ahogas.
Días que te mojan, que te empapan la paciencia, la inocencia. Días para sumergirse y bucear en las peceras de interior.
Días de alta mar, sin mas suelo que el que pisas, días de remo y esfuerzo, que te dejan de bote o cama.
Días que se agitan hasta la ebullición y que te abandonan a merced de las tempestades secas de la vida.
Pero en medio de tanto naufragio, de tanto no hacer pié, de tanta marejada de las que te mueven el piso, el techo, las paredes y hasta el cielo, están las noches marinas y sus estrellas.

Noches de raso y silencio, que te calan en lo mas hondo de tus profundidades. Sin drama ni esperanzas, sin falsas promesas, sin islas por descubrir, sin guerras por ganar o perder.
Noches para dejarte acunar sin mas nanas que el silencio, sin mas paz que los años vividos. Los otros los que aún faltan por venir, que vengan o que no vengan, nosotros seguiremos tirando los dados de esta brújula inestable que nos mantiene a flote sin dirección ni derivas.
Noches eternas que descifran los enigmas.
Noches donde lo bello es respirar e inflar los pulmones como velas, para seguir navegando, sin principio ni final.

2 pensamientos en “Dias marinos.

  1. Lectora dice:

    Hoy voy a inflar mis velas y apenas me dejar llevar,..

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