18/06
Desde el balcón/
Y si se nos mojan los humores, cabe esperar que los sequen los amores.
Sol blanco, cielo gris, alma en vilo esperando el devenir (y una carta).
Martes cargado, como el café mañanero. Alertas por tormentas violentas, nos advierte el parte meteorológico.
Demasiado peso en la mochila para preocuparnos por los paraguas, pienso mientras el aire entra denso y húmedo en estos pulmones descascarados.
Las ventanas abiertas a destajo desafían al clima y yo desafío a la tristeza de tu ausencia.
Ojalá ganemos, mis ventanas y yo. Eric Bibb nos hace el soporte y juega de nuestro lado.
En la azotea de enfrente una vecina recoge la ropa extendida, no sea el caso, pienso que piensa. Dos pisos mas abajo, otra vecina mima sus plantitas del balcón y las prepara para el chaparrón.
Para ser martes, veo a demasiados viajeros cargados con maletas atravesando las calles del barrio, quizás no conocen el dicho, o simplemente las sacan a pasear, a falta de perro.
Es que a veces pasear solos nos sabe mas a andar perdidos que a paseo, y entonces una maleta ayuda.
Cada cual anda al ritmo de su música. Hay quien se arranca por alegrías, y quien se arranca por soleares. Y aunque tienen las soleás un tempo lento y pesado, su compás es igual que el de las alegrías. Son cosas que aprendí, no se porqué. Maldito flamenco.
Anda hoy mi alegría abrigándose con bufanda, ves a saber dónde. Espero que no se enfríe demasiado y pille la gripe, porque no podré estar a su lado con el termómetro y el caldo caliente. Y a las cartas le faltan las manos, los labios y la piel, aunque contienen el deseo en cada letra, en cada palabra.
Buena tormenta, allí donde caiga. A todas, a todos, y a ti y a mi!