29/05
Desde mi salón/
Mil veces motivo de este brindis, la vida. La reencontrada.
Hace treinta y siete años, un veinticuatro de marzo, un dictador oscuro y pequeño, como lo son todos los dictadores, nos naufragó el encuentro que nuestros deseos enarbolaban en el palo mayor de la nave.
Luego, separadamente, atravesamos nuestras vidas en tantos mares y tantos puertos.
Treinta y siete años después, el diecisiete de mayo, en el día de su muerte seca y carcomida, bebimos juntos un vino blanco de Sicilia. Lo hicimos en mi cocina, íntimos. Pero no celebramos su muerte. Celebramos nuestro triunfo.
Ahora el sol marca tu partida, el regreso.
Yo abro los ojos para ver el mundo y cuidar tus sueños. Las maletas abren sus bocas y tragan los objetos delicados de tu presencia. Todo revolotea a tu alrededor. Me lleva? No me lleva?
Cual será el anillo que ruede hasta la espesura de los rincones de mi casa?, cual de tus interioridades saldrá rendida con bandera blanca de mis cajones, cuando tu avión despegue?
Cuantos abrazos caben en tu equipaje de mano?
Mañana volarás nuevamente a cambiar las estrellas, cambiarás también el giro de las aguas.
Volverás a los rumores del sur, a la vasta geografía de ese invierno tuyo que se acerca y trepará por el ruedo de tus faldas, al calor de las estufas.
Yo seguiré abriendo de par en par las ventanas de mi casa, para que en las mañanas el mediterráneo rompa sus olas en mi balcón, como tu me enseñaste. Y tu mermelada seguirá endulzando mis desayunos.
No me caben tristezas en esta alegría.
Buen vuelo amor, buen viaje vida!
No voy a comentar nada porque me saldría una noñez. Un abrazo
Gracias Gabriel! Aunque dudo que un comentario tuyo fuese una noñez.
AbraZoGran!