09/10
Patxoca
Martes, clase de 8,30 a 12,00. Café tempranero y amaneciente a las 7,30 en el Patxoca, y ahora café conclusivo en la Antigua Viña.
Entre uno y otro, tantas vidas. Es lo que tiene el teatro, que sales manchado de vidas ajenas, vidas en construcción. Y que como el cemento o la pintura, manchan cuando están frescas. Las vidas reales, estas que ahora caminan delante mio, mientras fumo sentado en la terraza, tan ciertas como las baldosas de la acera, y como ellas, a veces tan rotas, gastadas y pisadas, no manchan. Y aunque sorprendan, interesen, seduzcan o rechazen, solo pasan y se van, cabalgando sobre sus dueños.
Pero las vidas ficticias del teatro se nos pegan en la piel, nos entran por los poros hasta el alma y la contaminan y al no tener cuerpos propios que se las lleven a cuestas al acabar el ensayo, se adhieren y se cuelan en el nuestro. Como el olor del tabaco que llevo siempre conmigo y que ya no me abandona ni en la ducha.
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