07/10
La Antigua Viña
Después de una mala noche, me he despertado con un mal presentimiento en el cuerpo: Que con la marcha del Brasilero, se vayan también las mulatas caribeñas, almas rebozantes de vida y carne que iluminaban la calle y los ojos de los tertulianos, y en especial, los míos. Las imagino a ritmo de samba y cumbia extraviadas en otros barrios, iluminando otras miradas oscuras.
Mi acera y yo, por lo que pudiera pasar, ya añoramos su contoneo, sus risas francas y sonoras, sus geografias redondas. Nada es eterno y menos las alegrías, dicen los agoreros, pero yo les respondo, que el deseo que nos han regalado durará toda la vida, que es la única eternidad posible, aunque sea cortita.