30/09
La Antigua Viña
Después de la tormenta llega la humildad.
Hay un cielo de grandes nubes blancas inofensivas y espacios de un azul claro, límpido. La brisa es fresca.
Pero los ojos escrutan desconfiados el horizonte, en busca de presagios. El aire huele a pan, a paz, pero el alma, inquieta, espera el devenir.
Los rotos de la acera esconden pequeños y sucios oasis de lluvia pasada, como los cajones guardan jirones de vida olvidada.
Luego, las horas plegarán cuidadosas, todo vestigio anterior.
La vida empieza nuevamente.