17/08
desde mas de un puerto/
Anochecidamente el barrio y yo.
Asomado al balcón, como si estuviese trepado a la cofa del mástil desde donde un día gritaré: «Allá sopla!» y eso será cuando aviste a la última ballena blanca del Paralelo.
Mientras tanto, mi calle vista desde aquí se mueve como pez en el agua.
En interiores, Cassandra Wilson hace los honores, y me concede su voz en privé.
Viejos temas para estas viejas orejas que aún saben lo que escuchan.
Ferragosto, el verano deja ver su otra mejilla.
No hay mejor momento que la segunda quincena de agosto.
Vendrán con ella las tormentas y las noches serán frescas y el verano será al fin vulnerable, como lo bello.
Le habremos ganado un año mas a Marte la batalla.
Al calor se lo aguanta, al frío se lo combate. C’est la différence, me dice mi termostato interno.
Tiene el final de verano esta suerte de confrontación de fuerzas naturales, que nos libran al temperamento brutal de los dioses. Tiene, el alma quemada y la piel encendida, tiene vocación de tempestad entre las sábanas, en él, todos somos náufragos aferrados a un barril de pólvora.
En la oscuridad de mi noche no se si es la brisa o son tus manos que juegan con mi pelo, que desordenan mis ideas…
Amanece bondadoso el día, para todas y todos.
El verano es una promesa, el invierno apenas la realidad, Ça c’est la grande différence
Entre uno y el otro, habita el otoño…
El otoño es sutil, melancólico, elegante, intimista, tenue, letárgico como un blues…
Verdad, esas cualidades le son propias, y también es un cambio, un tránsito que nos llevan desde el calor al frío. Del exterior al interior, del verde al cobre, de la piel a la lana, del sol al fuego…
Siempre feliz de que me visites, de que me leas.
AbraZo para vos!
Tomando nuestro cafecito. El mío cortado.